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lunes, 14 de abril de 2014

Cronica de un viaje subterráneo

Ciudad de México, siete de la noche, la tarde está lluviosa pero se siente un calor insoportable, es la hora "pico" de un día entre semana. La mayoría de las personas están cansadas y fastidiosas, su mirada las delata, se sufre el rigor laboral, gente de todo tipo se mezcla en una perfecta democracia, desde los que ganan "bien", los que tienen un empleo "mas o menos" bueno, y los que trabajan en cualquier cosa con tal de tener unos pesos en el bolsillo sin tener otra opción más que "sobarse el lomo" durante horas interminables. La realidad es que a nadie nos gusta estar aquí, preferiríamos estar en otro lado, pero en estos tiempos austeros viajar en metro sigue siendo una opción económica y práctica para desplazarse en esta endemoniada ciudad, lo que es un hecho es que todos deseamos lo mismo: llegar lo más rápido posible a casa.

Miro mi reloj impaciente, el tren se está tardando más de lo normal y la gente se acumula en el anden, el ambiente se enrarece tornándose nauseabundo, cada viaje subterráneo es distinto, rayando en lo surrealista, nunca sabes bien que esperar en un viaje por metro. La gente no para de llegar, comienzo a ponerme nervioso.

 A mi lado hay una chica linda con la cara maquillada de gatita, se da cuenta que la miro y sonríe, quisiera preguntarle el porqué está maquillada de esa manera y hacia donde va, pero estoy demasiado cansado para entablar unas de esas conversaciones tontas que uno suele inventarse para conocer una mujer, pero no puedo evitar mirarla de abajo hacia arriba, nuestros ojos se encuentran, ella sostiene la mirada, es mucho más valiente que yo, termino mirando  hacia otro lado y cobardementente me concentro en la música que sale de mis audífonos, cuando me doy cuenta en el anden no cabe nadie más, si antes estaba nervioso, ahora comienzo a odiar al mundo.

¿Por qué tarda tanto en llegar el tren? ¿Quienes aprietan esos botones mágicos que hacen que los trenes avancen?¿De quién se están vengando para hacernos esto? Quisiera moverme pero no hay marcha atrás, es resistir o morir, es tanta la multitud que si doy un pasito en falso podría caer al vacío y con la suerte que tengo tocar el "raíl de oro" del que hablaba Bukowski y terminar mis días fundido entre las vías arruinándole de una vez por todas el regreso a casa a toda esta gente.

Los minutos parecen horas, por el altavoz se escucha que alguien (quizá el responsable de esta Dantesca situación) dice algo, nadie entiende nada, pareciera que el mundo entero se encuentra concentrado en esta maldita estación: novias, esposas, amantes, jefes, albañiles, abogados, contadores, músicos, ladrones, ancianos, vagos divertidos y tipos odiosos como yo capaces de sentir los peores deseos hacia toda esta multitud  de desdichados que ( al igual que yo) me roban el aire.

Cuando mi resistencia parece llegar a su fin y pienso seriamente que caer al vacío no debe ser peor que seguir parado aquí, surge el milagro y aplicando mejor que nunca el viejo dicho: "Dios aprieta pero no ahorca", un sonido se escucha a lo lejos en la profundidad del túnel, los que podemos nos asomamos. ¡Ahí viene¡ Dice una anciana. Todos avanzan, estoy a punto de caerme, parecen bestias en busca de carnada, los segundos se alargan  se escucha el clásico bocinazo de cada tren al llegar a cualquier estación,alguien desde atrás dice: -¡El vagón viene vacío!. Juro que escucho el clamor de la multitud, alguien dice: valió la pena esperar. Se nota a simple vista el brillo en los ojos de todos a mi alrededor, la guerra por un asiento está por comenzar y yo llevo las de ganar gracias a que he arriesgado mi vida al estar con las puntas de mis pies al filo de la nada.

Por fin el tren llega y abre sus puertas, aún sin saber cómo, consigo dar tres pasos hacia atrás y veo en primera fila el grotesco espectáculo de los borregos entrando al corral, codazos,gritos, todos peleando por un lugar, el ser humano en su perfecta esencia, nadie se respeta, todos se odian, los compadezco. Al final el tren queda atestado de personas y las puertas no pueden cerrarse, solo Dios sabe como podrán respirar ahí adentro, algunos me miran, quizá están burlándose de mi porque no pude entrar en el vagón, sonrío, vuelvo a mirar mi reloj, "mejor tomo un taxi" pienso, y me largo de ahí...

lunes, 31 de marzo de 2014

Hombre de madera.

Despiertas un día cualquiera, en un barrio como los hay miles alrededor del mundo, te has acostumbrado a entregarte  a la suerte que los dioses caprichosamente han deparado para ti. Estás convencido de no tener otra opción, por eso  no luchas, día a día sigues las huellas de tus mismos pasos sin salirte del mismo camino, es frecuente que tus ojos se empañen con lágrimas que no te atreves a enjugar. El miedo te paraliza y no quieres darte  cuenta. Los caminos de la vida son largos, casi eternos, pero el tuyo es estrecho. Cada noche antes de dormir te reprochas tu falta de valor y prometes no ser así nunca más, cambiar; al despertar la realidad te engulle y terminas odiando esa imágen derrotada en el espejo. Oyes voces en tu mente, muerdes las uñas de tus dedos, rezas sin devoción, te fías de las supersticiones, no confías en nadie. La magnificencia de la vida no te significa nada, el futuro te parece distante, cómo si fueras -y quizá lo eres- indigno de tenerlo. Tienes la mezquina costumbre de apretar  hasta sangrar tus dedos las monedas que caen en tus manos, no permites que ninguna se caiga al piso, las posees, jamás las compartes, son únicamente tuyas.

Los días ni siquiera son grises para ti, no puedes distingues ningún color, a cada momento pones a prueba la paciencia de la vida, porque hace mucho que esa vida que haz desperdiciado debería haberte abandonado...

domingo, 9 de marzo de 2014

Domingo.

Un triste domingo más. Mira el atardecer asomado por la ventana y enciende (ahora si) el último cigarrillo de aquí hasta que termine el año. Los colores rojizos que se dibujan en el cielo cada vez que el sol está por partir hacia el otro lado el mundo y el silencio de las calles lo tranquilizan e inspiran, ésta no ha sido la mejor época de su vida, peor aún, quizá tampoco sea todavía la peor.
No es la primera vez que cruza por su mente la idea de que un domingo sería el mejor día para suicidarse, de inmediato desecha la idea, no porque le falten motivos para quitarse la vida, sino por la nostalgia que lo embargaría el nunca poder mirar de nuevo esos colores del cielo que tanto ama. Piensa en las cosas que ha perdido en el camino,y quisiera poder llorar, pero no puede hacerlo, hace mucho que sus ojos son incapaces de derramar una sola lágrima, y no hay nada peor en la vida de un ser humano que el no poder llorar.
En la calle la vida sigue sucediendo, y  mira como espectador ausente desde su ventana, observa y envidia la libertad del perro callejero que olisquea un montón de basura y que cruza la calle con la seguridad y confianza que  alguna vez tuvo  y que perdió en una de esas noches endemoniadas de las que prefiere no acordarse. Le dan ganas de bajar por el y traerlo a vivir a su casa, pero, ¿qué caso tendría domesticarlo y acabar con su libertad? Las calles lucen vacías, por eso le gustan los domingos, porque la gente prefiere esconderse en sus casas para recuperar las fuerzas perdidas durante la semana en la que todos corren sin detenerse y la vida se les va escapando sin siquiera darse cuenta. Ama las calles solitarias, conforme han pasado los años su tolerancia la gente ha disminuido, ha llegado al punto de difícilmente soportarse así mismo.
Comienza a anochecer y sigue ahí mirando hacia afuera. Una mujer con su hijo en brazos pasa justo en la acera de enfrente y sin razón aparente se detiene y mira hacia arriba, inevitablemente sus miradas se encuentran. Algo sucede, en ese momento el mundo es únicamente de ellos dos, un rayo parece partirle el corazón, ella incluso se olvida que no va sola, un segundo parece una eternidad, las historias comienzan así, sin buscarlas, por generación espontánea; ella baja la mirada, sujeta fuerte a su hijo y apura el paso, algo le dice que tiene que escapar antes que él la atrape...Pero es inútil, sin darse cuenta él bajó "volando" desde su ventana y ahora está frente a ella, es una oportunidad única, se miran a los ojos, pareciera que los dos piensan y sienten lo mismo, ,la noche los cubre y es cómplice de lo que está sucediendo entre esas almas perdidas, el viento sopla y arrastra las hojas de los árboles, ese mismo viento no permite escuchar lo que se dicen entre ellos, pero algo pasa que sus ojos brillan, el niño duerme, este ha sido un domingo diferente, ahora caminan hacia su casa, en el camino se encuentran al perrito que él miró hace rato, lo llaman y se va con ellos...

jueves, 20 de febrero de 2014

Cumbres presidenciales

¿De que hablarán los presidentes de los países cuando están a solas?  Hay una "cumbre" de presidentes en la ciudad de Toluca, y debido a eso Toluca no se parece a Toluca. No hay gente en las calles, está prohibído transitar libremente, militares y policías vigilan las calles y todo lo que se mueva en ellas, hasta los pájaros y los perros saben que es mejor no salir. ¿De que se tratan realmente esas "cumbres" presidenciales?¿A que le temen? Qué desdicha más grande debe ser que no puedan caminar como la gente normal por las calles. Hoy la ciudad está mas limpia que nunca, en la televisión nos quieren convencer que debemos estar orgullos de que el presidente de Estados Unidos se tomó la molestia de viajar a México. ¿Viajar a México? Si alguna vez se atreviera a conocer México y la gente de sus calles como cualquier mortal quedaría encantado y a la vez horrorizado con tanta cosa que sucede en cualquier ciudad de este país, abriría los ojos al ver el desastre económico en en que vive la mayoría de la gente y que, por esa situación muchos se ven obligados a buscar oportunidades de trabajo en su "poderosa" nación. 

¿Sobre qué hablarán los presidentes? Me pregunto con curiosidad. Tan alejados de sus pueblos. ¿Sabrán que hay gente que vive o muere a consecuencia de las decisiones que toman?. Hoy es Toluca, mañana es cualquier lugar, a los presidentes les encantan sus "cumbres", tomarse fotos, declamar discursos escritos por otros, prometer cualquier cosa, sonreír todo el tiempo.

De chico pensaba que el mejor trabajo que podría existir en el mundo era la de ser presidente, ahora creo que hay que tener (salvo poquisísimas excepciones) muy pocos escrúpulos para serlo.
En muchas partes del mundo ciudades enteras están ardiendo, y México no es la excepción, y pienso: ¿Hay motivos para que los presidentes sonrían tanto? ¿Estarán felices de verse o se estan burlando de nosotros? Puedo pensar e imaginar cualquier cosa al ver en la tele sus movimientos estudiados, al escucharlos prometer crecimiento y desarrollo, palabras y más palabras, sonrisas y más sonrisas.

¿De qué hablarán los presidentes cuando están a solas lejos de las cámaras? Sabrán de aquel que se suicidó por no poder pagar su hipoteca?¿ De aquel que murió de sed en el desierto al tratar de cruzar la frontera?¿Sabrán gente cada vez trabaja más y gana menos? ¿Lo sabrán? Quién sabe, por el momento eso no importa, lo realmente importante es salir bien en la foto y llegar a "acuerdos" para poder seguir gobernando por y para el bien de sus pueblos, mientras la gente los observa por el televisor prisionera en sus casas.

martes, 18 de febrero de 2014

Encuentro espontáneo.

No puedo negar que estaba nervioso, hacía mucho tiempo que no la veía, bueno, que no la veía físicamente, porque muchas veces la recuerdo. Hoy no lo tenía planeado, pero  la he visto de nuevo. Parada ahí, escribiéndome un mensaje de texto porque no sabía donde me encontraba, y yo del otro lado de la acera haciendo señas, acercándome y diciéndole: No escribas más, aquí estoy.
Sus enormes ojos me miraron y brillaron (o eso me pareció) y nos saludamos dándonos un beso en la mejilla y abrazándonos, hermosa como siempre. Hablamos un par de minutos, puras generalidades. ¿Cómo estás? ¿Cómo te ha ido? ¿Mucha tarea?¿Todo bien en casa? Yo estaba de paso, tenía cosas que hacer y además no estaba solo, la realidad es que pase por ahí por cuestiones de trabajo, si, del trabajo donde la conocí y donde nuestra historia nació y murió.
Hoy la he vuelto a ver, después de actos inexplicables y desencuentros absurdos, hoy, en una mañana calurosa de febrero volví a ver  sus ojos y sonreirle y charlar un poquito, como la primera vez que pase por ella en el mismo lugar para invitarla a desayunar.
Hoy la he vuelto a ver y nada pasó, el mundo siguió girando y los árboles siguieron mudos, ella sigue siendo hermosa y brillante,y yo ya no soy el mismo de aquel tiempo, así que tuve que abrazarla tres veces antes de despedirme y darme la vuelta para no volver a verla hasta dios sabe cuando...

lunes, 17 de febrero de 2014

El próximo tren...

Se encuentra parado justo en medio de la línea amarilla y el vacío donde están las vías por donde pasa el tren. Mueve los pies nerviosamente, lo devora la ansiedad pero se contiene, cruza miradas con una linda chica que esta parada al lado suyo, llega el tren, ella lo aborda, nunca más volverá a verla. Los minutos transcurren, sigue ahí sin moverse, estoico,observa cómo llegan y se van trenes, baja y sube gente, nada lo mueve. Escucha una y otra vez a través de sus audífonos la canción "lo que doy" de los Ratones Paranoicos, "ese solo de guitarra vale toda una vida" piensa al momento que aprieta el botón de "rewind" y repite la canción una y otra vez. Comienza a cantar bajito, algunos lo escuchan y lo miran de reojo, luce como un tipo normal, nada peligroso, el tipo promedio incapaz de hacerle daño a nadie. Después de un rato más se acerca el policía de la estación y le pregunta: ¿Está usted bien?-Claro, no tengo ningún problema. -¿Espera a alguien?- Estoy esperando algo o a alguien, lo que llegue primero. ¿Cómo es eso? preguntó el obtuso oficial. O se espera algo, o se espera a alguien.- ¿Quién dice eso? responde irritado, no todo llega en el orden que se supone debería llegar, no creo estar cometiendo un delito parado aquí, de lo único que tengo certeza es que todo, lo que sea incluyendo algo o alguien se termina, nada es eterno. -Está usted loco, lo estaré observando, cuidado con lo que hace. -Seguro que me observarás y jamás olvidarás lo que voy a hacer. -¿Qué? ¿De que habla? Si, usted esta loco, le dijo mientras se alejaba a su cabina de vigilancia.

La tarde se hacía noche, seguía sin moverse escuchando la misma canción, por lapsos cerraba los ojos y revivía ese momento en que fue abandonado por la mujer de su vida llevándose a sus dos hijos, dejándolo en el total abandono mientras él, aferrado a su botella de whisky se sentía incapaz de luchar por lo único que valía la pena en su vida.

Los trenes continúan llegando,la rutina no cambia, el policía no lo pierde de vista, pocos se dan cuenta de su presencia, observa a las personas que están esperando el próximo tren: a la mujer hermosa, al anciano cansado de caminar, al vagabundo, al joven estudiante con esperanza en el futuro,a la pareja de enamorados que creen que se amarán por siempre, al hombre tomando por costumbre la mano de su mujer, a la niña con su madre, todos esperan, van a algún lugar, tienen un destino, tienen  vida...

Se escucha el ruido del tren que se aproxima, las vías crujen, las luces alumbran la estación, el policía se pone de pie, sube el volumen de la música, por fin se mueve, aprieta los dientes y los puños, el momento ha llegado, todo un día de de espera, cierra lo ojos para recordar por última vez, llega el tren y salta al vacío.....


miércoles, 12 de febrero de 2014

Día de San Valentín.

Era casi media noche y en el vagón del tren no había nadie más que ellos dos. Él, sentado en el asiento reservado para ancianos y mujeres embarazadas, ella sentada en el asiento lateral, sus rodillas chocaban cuando el tren frenaba.. Ella vestía un traje sastre color rosa, falda a la rodilla, medias, estaba a la mitad de sus cincuenta pero tenía cierto atractivo, iba rumbo a su casa después de salir tarde de trabajar. Él era mucho más joven, quizá al principio de sus treintas, barba cerrada, cabello despeinado, jeans, tenis y una camiseta negra de alguna banda de rock, su aliento alcohólico delataba que venía de cualquier lado menos de trabajar. Pasaron tres estaciones, nadie subía, era una noche cerrada sin luna ni estrellas, el vaivén del tren la adormecía, hacía calor, ella cerraba los ojos, él no dejaba de mirarla de arriba a abajo y estiraba más su pierna para que las rodillas dejaran de chocar y comenzaran a tocarse, ella parecía no darse cuenta.

-Hola, ya es muy tarde y una mujer tan hermosa no debería andar sola, tu marido debe estar esperándote preocupado- le dijo con seguridad.
Ella sorprendida pero amable le responde: -Bah, no creo que le importe mucho, ya debe estar bebiendo, siempre lo hace a esta hora cada viernes.
-Eres hermosa, ¿Qué tiene en la cabeza tu marido para preferir beber en lugar de estar contigo? Yo no lo haría.
-Gracias, pero hay cosas que cambian con los años, el amor no dura por siempre, el deseo menos. Hace veinte años seguro estaría aquí conmigo diciéndome lo que me estás diciendo ahora, yo también he cambiado. No soy la misma mujer de antes, la vida te va cansando y  de a poco te va matando, ni sus ojos ni los mios ojos brillan más.
-No mientas, yo veo el brillo de tus ojos, y fíjate bien en los míos justo ahora que te están viendo ¿no están brillando?. ¿Crees en el destino?
-Hace mucho que no creo en casi nada.  -Pues mira, creo que el destino nos puso aquí en este vagón,
 esta noche, somos dos almas perdidas que acaban de encontrarse. -No lo creo nene, podría ser tu madre. -Pero no lo eres...

Después de decir eso y sin pensarlo se abalanzo sobre ella besándola con fuerza, ella se resistió un par de segundos para entonces ceder y besarlo con las ganas contenidas por años, por siglos, dejándose llevar y sentirse mujer una vez más. El tren avanzaba estación tras estación siendo mudo testigo de esa pasión instantánea. No paso mucho para que él le subiera la falda y entrara dentro de ella  con la furia que ella jamás pensó volver  a sentir, siguieron así sin contenerse  mientras la noche mexicana se hacía madrugada y el tren avanzaba en un viaje eterno. Mientras esto sucedía en un cuarto de hotel de la misma ciudad la novia de él estaba engañándolo acostándose con su mejor amigo, y en el baño de su casa el marido de ella le mandaba un mensaje de texto a su amante de toda la vida: "Te amo, feliz día de San Valentín"...

martes, 11 de febrero de 2014

Miedos de muerte

Y de pronto dejas de respirar y mueres. A cada momento se crea vida y también se extingue. La muerte es implacable, no llega ni antes ni después. Somos muy inocentes al creer que podemos engañarla, es imposible. Hace un par de días manejé mi auto lo más rápido que pude intentando salvarle la vida a un cachorro agonizante. Llegué a la clínica veterinaria "a tiempo" e hice junto con la doctora de animales todo lo posible para que siguiera vivo. Se murió en mis manos, no sin antes mirarme con sus pequeños ojos y tocar con su lengua mis dedos, terrible sensación la de estar justo al momento en que un ser vivo muere, difícil de describir: es como si "algo" se desprendiera del cuerpo, quizá eso sea el alma, la piel se pone rígida, las pupilas desaparecen, un olor muy particular emana del cuerpo,espero no vivirlo nuevamente. La vida es hermosa, efímera y frágil, un desperdicio quién no sabe vivirla, no dije "aprovecharla", eso es cuestión de enfoques, la vida se hizo para beberla completa, sin ningún temor ni recato, exprimir cada jugo de dicha y tragedia, saber saborearla. Me temo que cuando uno comienza a comprender la existencia es porque estará cerca el final.Ahora pienso que en cualquier momento puedo morir y que vivimos en constante riesgo, pero, ¿La belleza de la vida no radicará en que se puede terminar ahora mismo?¿No es su fragilidad la razón principal para no dejarla de vivir? hay quién seguramente quisiera ser eterno, no es mi caso. Lo que es cierto es que no tengo miedo de mi propia muerte, tengo miedo de vivir lo suficiente para ver a quienés quiero morir, asi sean animales, o humanos...

martes, 4 de febrero de 2014

Chica en loquecida, en tiempos cánidos.

Hay una chica enloquecida que se empeña en convercerme de ir a beber café, mientras le respondo que estaría bien volver a ver sus ojos pero con una cerveza bien fría en mi mano. Cada quién encuentra su manera de sortear las emociones fuertes. Una vez más digo: Muy bien, vamos a vernos cuando bien se que no debería hacerlo, pero en muchas cuestiones  siempre me he comportado como un hombre débil, ejemplos sobran: No pude decirle que no es buena idea volver a vernos a una chica que se encargó de amargarme la segunda mitad del año pasado; y tampoco pude pasar de largo y cerrar los ojos al encontrarme una caja con cinco cachorritos abandonados, me los he llevado a casa y ahora estoy metido en un tremendo embrollo ya que soy (aunque no lo parezca) un tipo sentimental que más de una vez se ha tenido que inventar alguna frase estúpida justo para distraer la atención y que nadie se de cuenta que ha llorado un poquito en alguna escena de una película de amor o tragédia. Ahora me he encariñado en menos de dos  dias con los perros y ya se como voy a sentirme el día en que tenga que regalarlos porque mi conciencia y sobretodo mi bolsillo no me permiten conservarlos por demasiado tiempo.  Llamo a casa, y me dicen que uno de los perritos está enfermo, soy para muchas cosas un hijo de la chingada pero en estas cuestiones me pongo sensible. La culpa debe ser de mi madre que me ponía a ver Remy a sabiendas que casi religiosamente al terminar algun episódio trágico yo me ponía a llorar y le prometía que ya no lo iba a ver nunca más. Al otro día ahi estaba frente al televisor (sin control remoto) viendo la história de ese muchacho que nomás nunca pudo ser felíz. Masoquísmo puro, la vida es sufrimiento, siempre cuando todo está por salir bien "algo sale mal", bien lo se desde chiquito y más siendo hincha del Cruz Azul, todo mal.
Leí o escuché por ahi que para ser un chico malo hay que llorar bastante, uno anda por la vida con facha de rompemadres (y a veces tiene que hacerlo) pero no puede aguantarse las ganas de salvar animales inocentes de crueldades humanas, es quizá por eso que ya no me gusta el toreo, esos espectáculos no van conmigo. Uno va creciendo y cuando se da uno cuenta que  todas las cosas buenas  tarde o temprano se van acabando no hay mucho más que procurar apreciar de mejor manera las bellezas simples de la vida diaria.
Ahora escribo bien, sobrio y sin prisas, mañana quien sabe, uno a veces la pasa bien, otras mal, nada es permanente, por el momento debo ocuparme en salir ileso de esta aventura perruna, y de preocuparme menos por los tormentos del pasado, ni por las chicas que quieren de nueva cuenta el tiempo y atención que en su tiempo dejaron de lado, total, todo cambia, las cosas y las personas llegan y se van, los momentos ahí quedan, y hay quer brindar por eso.

Por cierto, chicas alocadas: Vuelvan siempre, no saben lo divertido que es verlas regresar...

lunes, 3 de febrero de 2014

Un día simple.

Hay días en que es mejor domesticarse. No esta mal, no modifica la esencia. No es un crimen guardar el instinto asesino en un cajón (citando una canción de Calamaro) y dedicarse por un tiempito a las cosas comunes y simples por las cuales vale la pena vivir. Los tiempos en que uno amanecía con los puños bien cerrados (ahora cito a Bunbury) por cuestiones de ego y territorio ahora son lejanos, ahora las batallas son reales y mucho más complejas. Las cartas han dejado de ser idílicas para convertirse en textos crudos y mucho más literales que figurados, las fantasías uno las vive en las nuevas almas. Hoy escribo rodeado de perros que me encontré abandonados en la calle,y no pude cerrar los ojos. También confieso que no he sido ni el mejor hijo, ni el mejor hermano, mucho menos el mejor novio ni la mejor persona que puedo ser, pero jamás podría hacerme el loco ante actos aberrantes como abandonar animales inocentes. Puedo tolerar muchas cosas, y he cometido actos que no sería conveniente escribir,pero aprovechar ventajas contra seres indefensos me parece pecado mortal, no quiero ser condenado por eso.
Hoy escribo este textito corto porque no hay mucho que agregar, siempre es más fácil extenderse en histórias oscuras de finales torridos llenos de morbo que en momentos simples como escribir de cotidianidades perrunas. Por el momento estoy tranquilo, rodeado de chicas y cachorros, cuidando y haciendo planes, hoy tengo suerte, no cabe duda que Dios cuida a sus ovejas descarriadas.

miércoles, 29 de enero de 2014

La montaña.

Llamadas de invierno. Recuerdos que se pierden y se encuentran cuando uno menos lo espera. Memorias  de tiempos que se supone han sido mejores. Aquí en este aislamiento natural donde uno puede apreciar la verdadera duración de un día entero, el tiempo parece detenerse y  la mente viaja sin prisas; la alta montaña con sus secretos y bellezas son mis únicas acompañantes, es necesario de vez en cuando escuchar el eco de mi voz para saber que aún existo. Pienso en aquella mañana en que caminábamos bien temprano por las calles del centro de nuestra atormentada ciudad llena de vagabundos, atestada de  basura del día anterior que nadie quería recoger,  y juntos atravesamos las húmedas calles esquivando a las putas que estoicamente soportaban el frío de la mañana con sus faldas cortas, mientras los policías nos miraban y nada nos importaba. Ahí estábamos  tu y yo tomados de la mano, sin rumbo ni prisas, invirtiendo nuestro tiempo en amarnos, o al menos eso creíamos; nuestra historia estaba en su mejor momento, en ese justo instante en que todo parece ir para arriba y hasta esas canciones de Kula Shaker que se escuchaban a lo lejos y que decías no entender cuando te las había echo escuchar en mi pequeño cuarto unos meses atrás, ahora te parecían lindas. Eso es el amor, mentirte a ti mismo en beneficio del ser amado. O en contra de tu soledad.
Ahora vivo aislado, física y espiritualmente deshecho, (¡ah! Cómo me gustaría estar en este momento junto a alguna chica de carácter alocado y por lo menos alejar de mis soledades a mi cuerpo humano y pecador) y uno es capaz de acostumbrarse a todo, lo compruebo cada día y peor aún, cada noche en que el viento implacable me recuerda que no estoy solo, que estoy en este mundo de paso y que el día en que ella quiera ( la montaña) me puede hacer desaparecer sin que yo pueda siquiera defenderme. Nadie me obligo a venir aquí, lo hice porque pensé que era lo mejor, quiero alejarme del mundo y de los asesinos y asesinas de espíritu, de los comedores de sangre disfrazados de almas benefactoras, ¡oh Dios! Que tonto debo de verme sentado aquí escribiendo en lo alto de esta silenciosa montaña, lejos del mundo real, escondido en una madriguera cercana al cielo, escapando de todos y de ninguno; aceptando que mi verdadero perseguidor soy yo mismo, y un día atrapará al cobarde escritor de histórias sin leer en que puedo llegar a convertirme si no me decido bajar a tierra lo más pronto posible.

Tierra y ciudad, soledad y miedo.El centro luminoso de la vida yace en la tierra, no en los aires ni en el cielo. Llevo meses huyendo, evitando tu mirada y tu sombra, pero soportando tu recuerdo a cada momento, debo enfrentarte y salir al mundo, los dias nunca son iguales, y aunque aquí parece que no, el tiempo no ha dejado de correr y está en mi contra.

Preparo algunas cosas, el día recien comenzó. Pude escribir unas palabras, no lo pienso mucho, no creo que hoy neve, es mejor decirle adiós a mi montaña y seguir viviendo, porque el tiempo es implacable y cuando el final llegué, aquí o en la tierra, ni a tí ni a nadie le deberá importar, la vida es una y se vive o se duerme, y ya llevo mucho tiempo dormido...

sábado, 25 de enero de 2014

El cuarto.

Despierto en la oscuridad total, el último recuerdo que tengo es el de la música a todo volumen, las luces que me cegaban, la cantidad de gente bailando y saltando, el poco  aire que me asfixiaba y no me dejaba respirar,el ultimo trago que me bebí.

Y ahora despierto tirado en el suelo mojado y sin poder ver nada. Una luz semejante al último rayo del sol al atardecer se asoma debajo de una puerta. Siento unas gotas de agua cayendo del techo. Por fin consigo ponerme de pie y con mis manos palpo todo mi cuerpo, compruebo que estoy vestido y completo.Se escuchan  a lo lejos pasos, el miedo me recorre completamente, se oyen cada vez más cerca, después nada, silencio total; aguanto la respiración, no sé que hacer, sudo frío y mi sudor se mezcla con el agua que no deja de caer. Otra vez escucho pasos, deduzco que estoy en un edificio, toco las paredes del cuarto donde estoy,el lugar no es grande,lo recorro a tientas,choco con algunas cajas,me imagino que es una bodega o algo así. Escucho gente que habla,no entiendo lo que dicen, sombras se ven debajo de la puerta, no me atrevo a pedir ayuda ni a gritar, respiro lento; intuyo que si abro la boca no volveré a ver la luz del sol. Mis ojos comienzan a acostumbrarse a  la oscuridad, pero no puedo evitar dar un paso en falso y choco contra una caja, la tiro y comienzan a escucharse zumbidos,¡son moscas!un asco espantoso e insoportable se apodera de mí.¡Maldición¡ Las siento en mi cara, en mis brazos, se estrellan contra mi, pego un grito, agito mis brazos ¿Qué hice para estar aquí? Desesperado me voy a un rincón y comienzo a llorar, tiemblo de miedo, el cuarto está infestado de moscas, estoy viviendo un infierno o quizá ya estoy muerto, cierro los ojos y me vienen a la mente todos los recuerdos de mi vida. Pasa el tiempo, no se si habrán sido minutos, horas o días, he perdido  la noción de todo. Inesperadamente se abre la puerta, una luz inunda el cuarto,  no puedo abrir los ojos, me los cubro con las manos cuando entran dos hombres que me levantan y me llevan afuera, cierran de un portazo el cuarto, muchas moscas escapan, otras se quedan. Por fin puedo abrir los ojos, pero sigo sin poder hablar, los hombres llevan puestos overoles blancos manchados de sangre, botas de plástico, uno me dice: ¿Que tal las moscas?¿Fueron buena compañía?- ¿Quiénes son ustedes?¿Porqué me trajeron aquí?¿Qué les hice?¿Porqué yo?- Por fin consigo hablar.

-No es nada contra ti en particular- me responde uno de los dos con voz calmada . -Únicamente estuviste en el lugar incorrecto en el momento equivocado- añade el otro.

Seguímos caminando. - ¿A donde vamos?- les pregunto resignado.- Mira amigo, te vamos a responder únicamente porque parece buen chico y porque en realidad pudiste ser tú o cualquier otro de tus acompañantes quien estuviera aquí en tu lugar, tuviste mala suerte. - Vamos al cuarto de operación- dice el más viejo. -Estamos creando un hombre perfecto,  contruyéndolo con partes humanas y animales, buscamos la perfección de la creación, creando un ser mitad humano, mitad animal, como los que existieron en tiempos mitológicos,somos parte de una organización que ha trabajado en este proyecto durante años, y el día de hoy tenemos que terminar, por eso estás aquí.

Trato de escapar, siento un golpe en la espalda, otro en las costillas, abren la puerta de otro cuarto, me arrastro negándome a entrar, les grito:¡Par de lunáticos, imbéciles¡ ¿Hombre perfecto?¿Mitológico?¿De qué hablan? ¡Eso es imposible! Son todos unos asesinos que justifican sus atrocidades con ese cuento estúpido.¡Dejenme ir¡ ¡No les he hecho nada¡ ¡Quiero vivir¡, grito desesperado y entonces me empujan dentro del cuarto que esta lleno de sangre,estantes, y tanques de oxígeno. Alcanzo a mirar un cuerpo con patas de animal y cuerpo humano, con un agujero en el pecho; el cuerpo yace en una plancha como las que se usan en la morgue. Me sueltan, miro alrededor, el hedor es insoportable, hay más gente, todos vestidos de blanco con batas de médico, me rodean, siento un pánico indescriptible, ¡Asesinos! ¡Miserables! ¡Dejenme salir! Alguien dice: Vamos a terminar pronto, el cuerpo está listo, tenemos el tiempo justo para insertar el corazón. ¿Corazón?¿Quéeeeeee?- grito aterrorizado. ¿Que me van a hacer?, lanzo golpes, pero son demasiados, me terminan sujetando, es inútil pelear, la vida se me acaba.

Detrás de todos emerge ante mí un sujeto enorme con un cubre bocas y una sierra eléctrica, la echa a andar, el sonido es escalofriante, no puedo creer que ese ruido sea lo último que vaya a escuchar en mi vida, se acerca hacia mí y siento el helado filo de la sierra en mi pecho........

miércoles, 22 de enero de 2014

Notícias de mediodía...

Salgo de casa el sábado al mediodía, a mi lado pasa un grupo de muchachos ( manera de andar y corte de cabello estilo militar) vestidos con  jeans azules y camisa blanca, el que va al frente del grupo carga al hombro un rifle, por instinto camino más lento y los miro fijamente, una de las vecinas ya entrada en años le comenta a otra: son lo de la policía comunal. Procuro caminar más rápido no vaya a ser " que me vean cara de maleante" en este país nunca se sabe.

Explican en la televisión la manera en que van a ejecutar a un criminal mexicano en Texas. Nos dicen qué es lo último que va a cenar, cuántos testigos habrá al momento de ejecutarlo, el pasillo que recorrerá antes de acostarse y ser inyectado por una sustancia letal que lo matará por haber matado hace no se cuantos años.
 Morbo puro, los jefes de redacción en periódicos y noticieros no tienen que buscar cómo llenar espacios, al menos por estos días la noticia es esa, todos sabemos y opinamos, a pocos nos importa. Creo que el verdadero castigo no es que lo maten sino haberlo hecho esperar tanto.

En la portada de un periódico barato no se tentaron el corazón al publicar la fotografía de una mano tomando un martillo ensangrentado con el cual un pobre diablo mató a su mamá. En el puesto de periódicos una madre mira con asombro esa portada, tiene de la mano a su hijo de unos diez años, ambos miran.¿Qué pensará la madre?y más interesante aún ¿Qué pensará el hijo?

Me asomo a la calle y veo un estacionamiento donde  no debería estar. Hay un tráfico infernal, al momento me entero que es debido a que la tierra se abrió en algún punto de la ciudad y es por eso que nadie puede transitar, me encojo de hombros, total,no pienso salir hasta dentro de unas horas, debo trabajar.

El sol alumbra todo,pero hace frío...

martes, 21 de enero de 2014

Nuevas noches, idénticos pensamientoss.

Miro fotos en las redes sociales de muchos de mis conocidos, amigos, ex amigos, ex novias, ex amantes, compañeros, ex compañeros de trabajo o de la escuela y todos salen sonriendo, sea la situación que sea, debería alegrarme por ellos, aunque tampoco sé si creer todo lo que veo. Hasta  ahora me doy cuenta que hace mucho que no participo en sesiones grupales de cualquier tipo salvo  en mi trabajo, que por su naturaleza me obliga a convivir con mucha gente por mucho tiempo. Yo no soy de subir fotos a internet, no creo ser fotogénico, además que el ostracismo con el cual me he comenzado a manejar mi vida social no me motiva a tomarme fotos. La realidad es que cada vez soy menos tolerante con las personas, aprecio cada momento que puedo estar conmigo mismo y  con la clara excepción de mi hija y en algunas ocasiones de su madre prefiero andar por la vida con la menor cantidad de personas a mi alrededor. No, no creo haber cambiado, me sigue gustando la misma música, sigo sufriendo con el Cruz Azul y los  autores de los libros de mi primera juventud siguen siendo mis favoritos, no he dejado de beber y perseguir mujeres sigue siendo mi delirio, pero el tiempo no perdona, o mejora o empeora.  Conforme han pasado los años he pasado de ser aquel muchacho "popular" al cual todos invitaban a fiestas, reuniones, partidos de fútbol o a simplemente a beber sin motivo alguno, a un hombre apenas visible, que se aparece poco, muchas han sido las veces en que llego a un lugar y nunca falta quien me diga: ¿Tú?¿ Y ahora que milagro que estas aquí?
Lo curioso es que las pocas veces que salgo con gente me la paso mejor pero me aburro rápido, ya no hay peleas en los bares, ni vómitos extenuantes provocados por el alcohol, ahora bebo mucho más pero me emborracho menos. No, no he madurado, la diferencia es que aquellos con los que salía a devorarme la noche están igual que yo, por lo cual salir con gente nueva sin historias comúnes es aburrido. No estoy interesado en beber con personas que únicamente levantan la vista de sus teléfonos celulares para darle un traguito a su cerveza light. No me importa si salgo bien o no en la clásica foto de los imbéciles posando en la mesa del antro. Lo siento, nada de eso ma parece interesante ni digno de contar. Muchas de las histórias nocturnas parten de lo vivído y más aún de lo inventado o imaginado,ahora con toda la información en tiempo real no hay nada que quede para la imaginación, todo queda fotografiado, grabado, "posteado", que horror.
Siempre hay que buscar histórias nuevas,emocionante, distintas, vienen solas, unas están por llegar, otras ( quizá las mejores) ya pasaron, la diferencia es que ya no disfruto tanto platicarlas, ahora me dedico a escribirlas...

sábado, 18 de enero de 2014

El miedo

Vivimos con miedo, el simple hecho de despertar y salir al mundo cada día nos provoca temor. Miedo al clima y sus cambios bruscos de temperatura, miedo a pescar una enfermedad en el ambiente, temor a contraer una enfermedad cada vez que nos acostamos con alguien a "quién todavía no conocemos bien".

Al salir a la calle todos nos cuidamos de todos, tenemos miedo del desconocido que se nos acerca y puede ser un ladrón, o un asesino. Miedo del  conductor que por temor a llegar tarde y perder su empleo, maneja sin  precaución y puede chocar contra el auto que manejamos, o contra el camión en el que vamos. Nunca se sabe, aquel simple trabajador que camina detrás nuestro puede ser un maniaco, o un violador en busca de una víctima nueva. Tenemos miedo a comer mucho, a comer poco, a fumar mucho, a beber en demasía, cuidamos las calorías, los kilos, el miedo nos atrapa, está dentro y fuera de nosotros,sales a la calle y hueles el miedo en todas partes. El miedo a perder el empleo nos mantiene estáticos, el compañero capaz es un enemigo, miedo al cambio, miedo a abandonar las rutinas, miedo de noche, miedo de día. Miedo a pensar, miedo a sentir.

Los medios de comunicación, nos recuerdan todo el tiempo el horror que es la vida: muertos, secuestros, accidentes,desgracias, enemigos aquí, allá, en todas partes. En un noticiero las noticias de deportes y cultura duran dos minutos, las notas rojas acaparan todo el tiempo al aire. La muerte es la actriz principal de la vida diaria. El miedo es necesario como mecanismo de defensa, pero no como figura omnipresente de nuestra existencia. El miedo nos paraliza y nubla nuestras mentes, todos somos sospechosos, dignos de desconfianza.

Las casas se vuelven fortalezas inexpugnables, las ventanas ya no sirven para mirar al mundo exterior, ahora son peligrosas porque "alguien puede entrar por ahí". La libertad es peligrosa, la belleza también, una mujer hermosa no puede salir sola a la calle por temor a las agresiones de todo tipo que puede llegar a sufrir.Somos nosotros el problema, nos creímos el cuento del miedo y ahora no sabemos que hacer con el. 

Miramos con agresividad a cualquiera por las calles, ladramos como perros a la primer provocación. ¿Hay manera de vivir sin miedo?. Supongo que sí, no lo tengo muy claro, soy también parte del problema. Procuro cerrar los ojos, y abstraerme el mundo, refugiarme en los detalles, en las bellezas artísticas, en los mundos musicales, literarios, en las bellezas terrenales, en los sueños imperfectos. No es fácil. El miedo acecha todo el tiempo, hay que saber mantenerlo a distancia, dejarse llevar, no hay otra forma de vivir, nada es perfecto,debemos tirarnos de cabeza y tener fe en que todo saldrá bien. Para saber amar hay que dejar de temer. 

Geniales aquellos locos que han mandando al Diablo los miedos y viven en su mundo libres y sentidores de las bellezas gratuitas de cada momento, ojalá todos fuéramos asi, no creo que sea tan difícil...

martes, 14 de enero de 2014

Huyendo y perdiendo todo.

El avión no tiene ni diez minutos que ha despegado. El sol  luce esplendoroso en el horizonte, siempre ha preferido viajar del lado de la ventanilla, no hay nubes,las casas se ven cada vez más pequeñas, queda atrás la tierra árida, el cielo está azulísimo,quisiera comenzar a olvidar desde este momento. No puede. Está lleno de miedo, sabe muy bien que no se va de vacaciones, que ha corrido con demasiada suerte. La azafata le sirve un café, el quisiera  whisky, agradece y con las manos temblorosas  sujeta el vaso pequeño, prueba el café sin azúcar, muy amargo; la chica del asiento de al lado le sonríe. -Será un viaje largo, hay que dormir- le dice antes de cerrar sus pequeños ojos cafés.. -Me da insomnio cuando viajo-  le responde secamente. En cualquier otra circunstancia ya hubiera intentado "tener algo" con aquella chica que al igual que él viajaba sola de la ciudad de México a Buenos Aires, Argentina.

Después de dos horas, la mayoría de los pasajeros duerme, aún es temprano y la película de Tom Hanks que aparece en las pequeñas pantallas no consigue la atención de nadie, ninguna turbulencia, México ya quedó atrás junto a su vida entera. Se pone los audífonos, escucha a Depeche Mode, no parpadea, se anima y pide un whisky, se lo sirven y lo bebe de un solo trago. - Es para los nervios- le dice a la azafata, ella se va y toma su asiento. Los minutos y las horas pasan, la gente se despierta, platica, algunos leen, otros van al baño, bostezan; ahora mira el  mar por la ventanilla, se maravilla, se pierde en esa inmensidad,  imagina una vida diferente, piensa en sus errores,justifica sus pecados.El tiempo no para, se acerca el final del viaje, debe memorizar un nombre, una dirección, un motivo, nadie va a recibirlo en el aeropuerto, no le gustan los tramites migratorios y eso lo se pone nervioso, le sudan las manos. Por increíble que parezca no es la primera vez que huye de un país y siempre le sucede lo mismo, el caos de su mente se refleja en su cuerpo y automáticamente eso lo hace parecer sospechoso ante los demás. Respira profundo, llena la papeleta migratoria, vienen a su mente los últimos momentos en México, la persecución, los disparos, la sangre derramada, el olor de esa sangre, los gritos, los amos y los sirvientes corriendo, su desesperación, el intercambio de documentos, la prisa por abordar, el momento del despegue...

El avión está por aterrizar, por fin en Buenos Aires, el río de la plata está ante sus ojos, comienza a anochecer, nada puede fallar, aquí nadie lo conoce, le piden abrochar su cinturón, no hay marcha atrás.

Mientras la gente comienza a bajar no deja de pensar en el corazón roto que ha tenido que dejar en casa, no podrá comunicarse en un buen tiempo, duda si valió la pena el sacrificio: salvar su vida a cambio de perderla, tiene miedo,es el último de los pasajeros en descender del avión, la fila para salir es es larga, mucha gente feliz, abrazos, sonrisas, gente esperando, algunos corriendo, esta solo, nadie lo busca, es momento de empezar una nueva vida. Le preguntan en migración: ¿Viene de trabajo o turista?. - Turista- responde. -¿Por cuanto tiempo? -Dos meses. -¿Tiene hotel?-. Claro, en el centro-. -No se parece en la foto del pasaporte-le dicen sonriendo. -Uno cambia todos los dias- contesta con una mueca. -Bienvenido. -Gracias.

Se abren las puertas,camina seguro, libre, le ofrecen taxis, paquetes de hotel, se dirige a la salidad principal del aeropuerto de Ezeiza, enciende un cigarrillo, respira profundo, es de noche pero hace calor, tiene que tomar un autobús que lo lleve al centro, camina solo por la vereda en dirección a la parada, un auto se le acerca, las luces de los faros le iluminan el rostro, por un momento lo dejan ciego, no puede ver nada, dos sujetos lo toman por los brazos, quiere decir algo pero de un golpe lo meten al auto,el miedo lo recorre como electricidad, sabe que la hora ha llegado y que uno no puede huir de sus problemas ni de si mismo por más lejos que uno quiera escapar, dos tipos más el chofer están dentro del coche, son cinco contra uno.

Nada que hacer, quiere gritar, no puede. Se escucha un disparo,el auto arranca, se pierde en las calles porteñas...nadie escucha nada.

El auto va dejando un rastro de sangre.


miércoles, 8 de enero de 2014

Feliz 2014

Feliz año nuevo. Nuevos impuestos que harán aún más complicado el día a día de la mayoría de la gente de este país, casas de empeño llenas de personas que prefirieron gastarse lo que no tienen en diciembre y ahora pagan las consecuencias. Grupos armados se levantan en la provincia con la premisa de "hacerse justicia por propia mano"ante la indolencia y complicidad de un gobierno cada vez más alejado del pueblo y más cercano a sus socios comerciales. Se abren las puertas del infierno y de la total ingobernabilidad. Las llamadas "policías comunitarias"son el último clavo en el ataúd del "México en paz" donde crecí. Como en casi todas partes, el mercado manda, la televisión ordena, el miedo ejecuta y amenaza. Antes el gran dictador era la pantalla en la sala de la casa, ahora también internet es su escenario y cantantes nefastos y cínicas actrices fungen de distractores express  en las redes sociales. El frío ataca y más de uno ya está muerto, pocos, según las cifras oficiales. La televisión nunca se apaga y nos muestra como podemos "hacer felices" a los niños pobres regalándoles un juguete, seguro esa es la solución para sus tristes vidas. Todos nos llenamos de propósitos, de metas, de deseos, no queda de otra para poder sobrevivir, crecimos con el dicho de que "la esperanza muere al último" y al final me parece que es verdad. La esperanza y fe personal ( no precisamente religiosa) deben mantener a este mundo girando sin irse totalmente al infierno, no queda más que procurar ser un poco optimista ante este mundo devorador de almas y fabricante de cuentas vencidas.Y nunca olvidarnos de los amaneceres diarios y las lunas dichosas, las risas espontáneas y las comidas deliciosas, las nuevas canciones, los nuevos artistas,los nuevos amores, las nuevas letras y todo lo que justifica la existencia del ser humano en esta tierra, hay que aferrarse a los sueños por cumplir. Todo sería más fácil si viviéramos nuestra vida sin joder a nadie. ¡Salud!