Peregrinos, ansias de salir....

Adoro esa sensación  vertiginosa, parecida a un riff de guitarra eléctrica que recorre el cuerpo y se estaciona en la garganta ( si, ahí donde dicen que vive el alma) cada vez que tengo por seguro saldremos a las calles a encontrarnos con lo que "tengamos que encontrarnos" sin ningún plan más que el escaparnos del mundo común y rebelarnos contra la sola idea de abandonarnos a la rutina mecánica y fría que lleva el orden del mundo. Hubo tiempos en que me parecía que el sol era más brillante y los viernes, si, esos viernes duraban mucho más que las horas reglamentarias, y podía suceder cualquier cosa. De día, de noche, esa locura que sólo la primera juventud  brinda, te atrapaba y sólo era cuestión de "dejarse llevar"para que el ciclón te elevará por los aires y sin avisarte te azotara en cualquier parte. Oh, tantos compañeros peregrinos de aquellas andanzas ( algunos siguen hasta hoy) que aún espero conserven el temple en sus corazones y jamás permitan que la corrosión del tiempo ablande su espíritu. Ahora, sigo adorando esa sensación aunque me doy cuenta que el sol ha dejado de brillar como en aquellos tiempos, y las heridas son muchas ahora, y la conciencia que es  la peor enemiga de la improvisación. se vuelve omnipresente, y los tiempos han cambiado, ah, pero,¿que sería de nuestra vida si dejáramos en el olvido esas horas de locura extraordinaria, de la que se forman las grandes historias? Sigamos el camino, viejos peregrinos que aunque la distancia sea cada vez mayor tengo fe en que siempre en algun momento nos encontraremos y el sol brillará como solía hacerlo. y las estrellas no se ocultarán porque saben que tienen que estar ahi...para mostrarnos el camino de regreso a casa.